El joven científico es ingeniero en biotecnología por el Tec de Monterrey y fue reconocido por la revista MIT Technology Review en español, como uno de los 35 innovadores menores de Latinoamérica en 2018, en la categoría de inventores.
"La paja se esteriliza y se muele, se vierte en una incubadora donde se agrega el hongo y en 15 días tenemos el biomaterial. El hongo sirve como un aglomerante natural, además secreta quitina y ello le da todas las propiedades, como absorber el impacto igual que el unicel, así como ser moldeable, aislante y retardante al fuego.
"El biomaterial es carbono neutral y se degrada naturalmente, puede ser usado como composta, y en 30 días se absorbe por la tierra y la nutre, tal como sucede por algas si va a dar al mar”, explica Gómez Ortigoza.
El innovador ingeniero detalla que se encuentra en proceso de patente en México y EU la metodología de modificación genética del hongo para la producción Fungicel, cuyo proceso que es barato, muy eficiente y emplea mínimos insumos.
Los primeros productos fabricados con el material biodegradable fueron empaques para botellas de vino, e incluso se han hecho pruebas muy satisfactorias como protectores de electrodomésticos, tal como se emplea actualmente el unicel. “Lo que producimos ahora es material para interiorismo a manera de paneles, los cuales incrementan las cualidades acústicas de una habitación, además de que lo aísla térmicamente y lo protege del fuego.
“Trabajamos en mejoras del producto para modificar resistencia, impermeabilidad, que conduzca electricidad e incluso en que tenga color, olor y textura, es decir, sus propiedades organolépticas, para no gastar en pigmentos, aromatizantes o en presas para las texturas”, agrega.
Con información de MIT Technology Review en español.
Última modificación Martes, 25 Junio 2019