Por: Transeúnte

El gobernador Samuel García Sepúlveda ya se mostró como realmente es, con sus luces y sus sombras. Junto con sus enormes cualidades como académico y conocedor de temas técnicos legales y presupuestales, ha exhibido también marcada carencia de habilidad para el manejo político de los problemas.

Me dijo una vez un alcalde que en el servicio público es indispensable equilibrar el trabajo frente al pueblo: hay que ser mitad político y mitad administrador. Si una de estas virtudes supera a la otra hay naturales desequilibrios, pues es el que es únicamente político se vuelve un demagogo que pronto deja de tener credibilidad, pero el que es un administrador puro, no tiene contacto con la gente, que comienza a verlo con distancia, desdén y con enojo, y eso forma un ambiente difícil para gobernar.

García Sepúlveda ha mostrado muy poco el flanco político. Los que lo conocen dicen que, ya con poder, se ha vuelto mandón y frío, con impulsos dictatoriales. No ha sabido negociar, ni ha tenido el buen tino para encontrar entendimientos con el PRI y el PAN, las fuerzas políticas que paralelamente gobiernan en el estado, aunque sin presupuesto.

Samuel dice que tiene un grupo de consejeros. Haría bien en abrevar de sus conocimientos. Los políticos viejos por lo general tienen mucho colmillo, por los años acumulados de aciertos y fracasos.

Haría bien aprender de quienes tiene cerca y que ya anduvieron el camino. Le servirá escuchar sus consejos para llegar a acuerdos de carácter político con sus adversarios.

La ciudadanía lo agradecerá.