Por Transeúnte

El llamado Plan B impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador confirma su interés por desmantelar los órganos que hacen contrapeso a su gestión. Ese interés por reducir a los consejeros, desaparecer los órganos locales conocidos como Oples, reducir presupuestos, tiempos de campaña, legisladores, es como una forma horrorosa de regresar a los tiempos de partido único.

Sin darse cuenta, el Peje se está convirtiendo en un adefesio de lo que antes era el Partido Revolucionario Institucional, el partidazo tricolor que durante una eternidad rigió los destinos de la nación con mano corrupta y podrida. AMLO se benefició con la transición de Vicente Fox y el PAN en el 2000. Todos los actores de la democracia celebraron que el tricolor dejara el poder. Tres sexenios después, el país entero aplaudió la llegada del presidente de Morena.

Ahora, con estas propuestas que son como un embate a la democracia, desde el Gobierno Federal se está gestando el más grande retroceso del nuevo milenio en cuestión de civilidad y entendidos políticos armónicos.

Y parece que el mandatario federal no se da cuenta de cómo nos está afectando a todos en la nación.