Por: Transeúnte

Ahora el gobernado Samuel García va al Foro Mundial de Economía en Suiza.

La cita de Davos es irresistible para cualquier joven emprendedor, versado en temas de finanzas, economía, políticas públicas, que tenga recursos para sufragarse un viaje de estos. Por supuesto que al Gobernador de Nuevo León le sobren posibilidades para comprar un ticket de ida y vuelta, haciéndose acompañar, si quiere, de cualquier comitiva.

Dice Samuel que va a promover al estado y a buscar inversiones. A otro perro con ese hueso. A lo que va es a caminar por la pasarela de los líderes mundiales del ramo empresarial. Va a darse a conocer, que se sepa en el mundo que en México existe un talentoso joven, él, que a sus 34 años se hizo gobernador de una entidad y que ya suena para ministro de Hacienda y presidente de la República.

Lo que pretende el joven político es hacer ruido para que en el mundo se sepa que él está en la jugada, que toca un instrumento en el concierto universal, que ha conseguido llegar tan lejos como la mayoría de los políticos no lo consiguen a lo largo de su vida y que su futuro es luminoso.

Hay mucho de vanidad y también de estrategia personal en este viaje.

Lo malo es que a la ciudadanía no le sirve esto de nada. En poco más de un año de mandato, ya viajó a Escocia y a Egipto, en cumbres climáticas y a Europa para saludar el Papa y hablar con inversionistas.

Hasta ahora, no se han visto resultados de esas andanzas.

Seguramente tampoco habrá repercusiones tras su regreso de Davos. Pero siempre va a estar padre, andar de rol en eventos internacionales, y desentenderse de las broncas enormes que hay en la entidad.